miércoles, 8 de junio de 2011

Querida... compañera.

Hay una señorita en mi clase que todos los días sale más temprano porque vive lejos. Hasta aquí, no expreso rencor. Si la mujer vive lejos, es entendible que salga unos minutos antes para evitar volver a su casa en la soledad y oscuridad de la noche.


Ahora sí, hay ciertas maneras de hacer las cosas, y en esta instancia presento mi enfado e incontrolable ira:


1. La mujer se sienta al frente en el aula, por lo tanto, cada día, al retirarse antes de tiempo, interrumpe la clase de sobremanera, al atravesar el aula por completo, esquivando alumnos y sillas.


Si esta fuese la única razón por la cual la mujer genera semejante distracción en el aula, y enojo en mi persona, no estaría mal llamarme exagerado, pero como verán, la lista continúa:



2. Resulta que camina ruidosamente (claro, de otra forma no podría ser), apoyando los talones con fuerza y sacudiendo su torso (generalmente cargado de mochilas y bolsas), como si quisiera (perdón, quiere) dejar una marca.


Mi temperatura corporal en esta instancia ya está unos grados por arriba de lo normal.



3. Ahora si, algo realmente irritante y que denota tremenda desconsideración y mala educación. El 100% de las veces que esta mujerzuela (a esta altura ya no puedo evitar adjudicarle nombres despectivos, haré lo posible por conservar el francés) se retira, deja la puerta abierta. Esto afecta a toda la clase, pero más específicamente a los que nos sentamos en el fondo, y más aún, a mí, que me siento junto a la puerta.


Las ganas de asomarme por la puerta, una vez que salió, y arrojarle algún objeto contundente a mi alcance son muy altas en este momento del ritual que lleva a cabo para realizar una acción tan simple, como retirarse de una clase.



4. Por último, algo que esta señorita adoptó en el último mes, debido probablemente, a que el curso ya desarrolló cierta confianza. Aparte de realizar todo el circo anteriormente descripto, tomó como costumbre decir unas palabras antes de retirarse, porque claro, no le fue suficiente la atención que ya captó con sus talonazos, sus brazadas al estilo Michael Phelps y el hecho de dejar la puerta abierta; y quiere llevarse el último destello de atención que le queda al alumnado. Desgraciadamente no recuerdo ninguna de estas frases que grita al retirarse, pero sí la esencia de ellas. Intentan ser algo graciosas y generar alguna risa, que desgraciadamente a veces consigue en algún compañero distraído que escupe una carcajada por puro reflejo biológico.


Mi nivel de ira en este punto es tal, que me resigno e intento volver a la clase, para evitar ir preso por homicidio.



Mi conclusión respecto a esta persona es que evidentemente la sobre-descarga de idioteces que realizó durante la clase no le bastaron para captar la cantidad de atención que necesita para poder cerrar los ojos en la cama a la noche. Por lo tanto realiza semejantes actos, descriptos arriba.


Es altamente probable que mi razonamiento en el párrafo anterior sea una fantasía y que la mujer no esté percatada de su torpeza, y la puerta la deje abierta por error...


Esperemos que sí esté equivocado y no exista semejante hija de puta.

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